Felipe llegó a Matrix motivado por la pasión con la que sus amigos hablaban de su experiencia en la firma. Aunque su carrera no comenzó en consultoría estratégica, desde temprano en su vida profesional – y como suele ocurrir en muchos casos- supo que quería trabajar en un ambiente desafiante, en distintas industrias y con empresas líderes en la región.
Desde el primer día, Felipe encontró en Matrix un entorno dinámico y exigente, donde el aprendizaje es continuo y la actitud emprendedora es clave. «Cada proyecto es como empezar desde cero. No hay una única forma de hacer las cosas, y eso es lo que lo hace tan desafiante y enriquecedor», explica.
Después de dos años, Felipe decidió dar un paso más en su desarrollo profesional y tomó la oportunidad de estudiar un MBA en la London Business School. «Antes de Matrix, nunca había considerado hacer un MBA, pero una vez dentro, ni siquiera me lo cuestioné. Era el siguiente paso para una carrera enriquecedora y global», comenta.
Desde el primer día, la diversidad cultural y profesional de su clase lo sorprendió. Su experiencia en el MBA no sólo le permitió profundizar en conocimientos técnicos, sino que también le brindó una visión más amplia del mundo de los negocios. «Lo más valioso no fue solo el contenido académico, sino la diversidad de personas con las que trabajé. Tenía compañeros con backgrounds completamente distintos, desde un deportista olímpico hasta un ex – marine. Eso te enseña a adaptarte en formas de trabajo, a liderar y a aprender de diferentes perspectivas», dice Felipe.
Uno de los aprendizajes más significativos fue el desarrollo de habilidades de liderazgo y networking. «Hay muchas cosas que uno no aprende en la universidad ni en el trabajo, por ejemplo, como cómo construir poder dentro de una organización, cómo dar feedback a un jefe o cómo navegar relaciones profesionales de forma estratégica», agrega.
El regreso a Matrix: Un nuevo enfoque
Tras completar su MBA y vivir nuevas experiencias en el extranjero, Felipe decidió regresar a Matrix. «Siempre tuve claro que volvería. Mi experiencia en Matrix había sido increíble, y sabía que podía aportar aún más con las herramientas que adquirí en el MBA», señala.
Sin embargo, su retorno no fue solo una continuidad, sino una evolución. Aprendió que, en un entorno tan dinámico como el de la consultoría, a veces es mejor enfocarse en el valor por sobre la perfección. «Cuando entré a Matrix por primera vez, me preocupaba que cada entrega fuera perfecta en los detalles que me importaban a mí. Hoy, con más experiencia, entiendo que lo más importante por sobre todo es generar valor real para el cliente. Para ello, es importante escuchar activamente y acordar juntos los focos y priorizar», reflexiona.
En su rol actual, Felipe también ha asumido el desafío de transmitir este aprendizaje a las nuevas generaciones de consultores. «Uno de mis focos es ayudar a los consultores más jóvenes a priorizar. Muchas veces queremos hacer todo perfecto, pero lo clave es ser pragmáticos y enfocarse en lo que realmente impacta», menciona.
Matrix como trampolín para el crecimiento profesional
Felipe destaca que Matrix Consulting no solo le brindó oportunidades de aprendizaje, sino que también le entregó una red de apoyo que ha sido clave en su desarrollo. «Desde que regresé, me sentí acompañado en todo momento. Incluso de regreso con mi familia, la firma fue extremadamente comprensiva y flexible, algo que valoro enormemente», dice.
En definitiva, para Felipe Charlin, el MBA no fue solo una experiencia académica, sino un punto de inflexión que le permitió redescubrir su carrera y reenfocar su liderazgo.